El contorno facial se ha convertido en una técnica de maquillaje muy popular en los últimos años. Este método consiste en resaltar y definir los rasgos faciales mediante el uso de productos de maquillaje más oscuros y claros que el tono de la piel. Sin embargo, la clave para lograr un resultado natural y favorecedor está en saber dónde poner el contorno.
¿Dónde se ponen los contornos?
Los contornos se ponen en diferentes partes del rostro para resaltar y definir ciertas áreas. A continuación, te explico dónde y cómo se aplica cada uno:
– Mejillas: Para marcar los pómulos, debes dibujar una línea justo debajo de ellos, comenzando desde la oreja y bajando hasta donde inicia la nariz. Esta técnica ayuda a crear una apariencia más esculpida y definida en el rostro.
– Nariz: Para afinar y dar forma a la nariz, se aplica contorno en los costados de la misma. Debes trazar una línea desde el nacimiento de cada ceja hasta donde comienza la aleta de la nariz. Esto ayuda a crear la ilusión de una nariz más estrecha y definida.
– Frente: Para darle dimensión y definición a la frente, se marcan las líneas muy pegadas a la zona del cabello. Esto ayuda a crear la apariencia de una frente más pequeña y estructurada.
Es importante tener en cuenta que la aplicación del contorno puede variar según la forma y estructura del rostro de cada persona. Por eso, es recomendable adaptar las técnicas de contorneado a las características individuales de cada uno.
¿Dónde se hace el contorno en la cara?
El contorno en la cara se realiza en diferentes áreas para ayudar a definir y resaltar los rasgos faciales. Una de las zonas donde se aplica el contorno es en las «esquinas» de la cara, es decir, los bordes izquierdo y derecho de la frente y de la barbilla. Al aplicar una sombra más oscura en estas áreas, se crea un efecto de sombreado que ayuda a darle más definición a la forma del rostro.
Otra área donde se realiza el contorno es justo debajo de los pómulos, hacia las sienes. Esta técnica de contorneo ayuda a crear la ilusión de unos pómulos más pronunciados y definidos. Al aplicar una sombra más oscura en esta área y difuminarla adecuadamente, se puede lograr un efecto de sombreado que resalta los pómulos y le da más estructura al rostro.
Es importante tener en cuenta que el contorno en la cara debe ser sutíl y bien difuminado para lograr un aspecto natural. Se recomienda utilizar productos específicos para contornear, como polvos o cremas de contorno, y aplicarlos con una brocha o esponja adecuada para difuminarlos correctamente. También es importante elegir tonos de sombra que sean adecuados para el tono de piel, evitando tonos demasiado oscuros o cálidos que puedan crear un efecto poco favorecedor.
¿Qué se pone primero, el contorno o la base?
La pregunta de qué se pone primero, el contorno o la base, es común en el mundo del maquillaje. La respuesta correcta es que primero se debe aplicar el contorno y luego la base de maquillaje. El contorno tiene como objetivo neutralizar los tonos y disimular imperfecciones, mientras que la base proporciona un lienzo uniforme para el resto del maquillaje.
En primer lugar, antes de aplicar cualquier producto, es esencial preparar el rostro con una buena crema facial hidratante y un contorno de ojos. Una vez que la piel está hidratada y protegida, se puede proceder a aplicar el contorno. El contorno se aplica en las áreas que se desean resaltar o sombrear, como los pómulos, la nariz y la mandíbula. Se utiliza un tono más oscuro para sombrear y un tono más claro para resaltar, difuminando bien los bordes para lograr un aspecto natural.
Después de aplicar el contorno, se puede continuar con la base de maquillaje. La base se elige de acuerdo al tono de piel y se aplica de manera uniforme en todo el rostro, utilizando una brocha, una esponja o los dedos. La base ayuda a unificar el tono de la piel, cubrir imperfecciones y crear una base para el resto del maquillaje.
¿Qué se aplica primero en el maquillaje?
El orden correcto para aplicar el maquillaje es crucial para lograr un aspecto impecable y duradero. El primer paso es limpiar la piel con un limpiador adecuado para eliminar cualquier residuo de suciedad, grasa o maquillaje anterior. Esto preparará la piel para recibir los productos de maquillaje y asegurará una aplicación suave y uniforme.
Después de limpiar la piel, es hora de aplicar la base. La base es esencial para unificar el tono de la piel y proporcionar una base lisa para el resto del maquillaje. Selecciona una base que se adapte a tu tono de piel y tipo de piel para lograr un acabado natural y sin imperfecciones.
Una vez que la base está en su lugar, es el momento de aplicar el corrector. El corrector se utiliza para disimular cualquier imperfección, como ojeras, manchas o granitos. Aplica el corrector con cuidado y difumínalo suavemente para lograr un aspecto natural y sin marcas.
Por último, pero no menos importante, el blush. El blush o colorete se utiliza para añadir un toque de color a las mejillas y dar un aspecto saludable y radiante. Elije un tono que complemente tu tono de piel y aplícalo con una brocha de blush, difuminándolo suavemente hacia las sienes.